4.04.2012

Heartless...

La batalla se desarrolló en el bosque, ese bosque al que ella siempre acudía para refugiarse del mundo exterior. Para relajarse y estabilizarse, con ayuda de la naturaleza, cuando las ideas comenzaban a revolotear con demasiado ímpetu en su cabeza. Sin embargo, aquel día no alcanzaría la paz que tanto anhelaba.


 Sus manos empuñaban la espada sin dificultad y, aunque su enemigo era muy ágil, no era rival para ella. Estaba muy tranquila, había luchado tantas veces que ya no se sorprendía al ver los cadáveres ensangrentados que dejaba tras los combates. Siempre había salido victoriosa, ni un solo rasguño, ni un arañazo había aparecido nunca en su cuerpo.Ella siempre pensó que era porque había nacido para luchar. Mientras pensaba en esto bajó la guardia y su enemigo se lanzó a atacar. Se precipitó hacia ella empuñando una espada, pero ella consiguió parar el golpe a tiempo y hundió la suya en el cuerpo del enemigo. El hombre comenzó a sangrar por la boca, y comprendió que la batalla había terminado, sin embargo, antes de que su cuerpo cayera inerte hacia atrás, Neith observó una chispa de victoria en sus ojos.


Entonces, notó algo en el abdomen: tenía una daga clavada. No se había dado cuenta de que el hombre iba doblemente armado, y ahora estaba malherida. Observó como la herida sangraba y aguardó asustada a que apareciese el dolor…pero no llegó. En ese momento descubrió algo que la hirió mucho más que cualquier arma, un “dolor” mucho mayor que el que le podría haber provocado la daga que tenía clavada: ella era incapaz de sentir. La noticia le llegó  en forma de mil espinas, y cayó de rodillas sobre el suelo. Su existencia se le antojó una pesadilla: fría, solitaria, sin sentido… Entonces, con la daga aún clavada, se dejó caer de espaldas sobre la hierba. Y, aunque su voz se perdió en un susurro, sus labios dibujaron unas palabras que parecían decir: “como…muerta”
 Y se quedó tumbada en el bosque, ese bosque al que ella siempre acudía para refugiarse del mundo exterior…pero esta vez era de su mundo interior del que quería huir.


 [*Pobre chica muerta, que quiere volver a vivir…*]